La materia convencional visible, la que constituye las estrellas y los planetas, representa menos del 5% de la masa total del universo. Todo lo demás se supone que está formado por algo tan intrigante como su nombre indica: materia oscura y antimateria. "Nunca antes en la historia de la ciencia habíamos sido tan conscientes de nuestra ignorancia: sabemos que no sabemos nada sobre qué constituye el 95% del universo", resume Roberto Battiston, coordinador europeo del sensor espacial AMS-02. Los científicos confían en este complejísimo detector de partículas para desentrañar el misterio. España participa activamente en el proyecto.
AMS-02 parte esta noche hacia la Estación Espacial Internacional a bordo del transbordador Endeavour y, una vez instalado a bordo, está previsto que funcione hasta la jubilación del complejo orbital, en el 2028. El AMS no es solo el aparato científico más sofisticado que jamás se ha llevado al espacio, sino que sus medidas asombran: mide 4,5 metros de diámetro y pesa 6.900 kilos. Como ejemplo, destaca la ESA, el experimento generará un flujo de datos de siete gigabites por segundo que serán reenviados a las estaciones terrestres.
El AMS ha sido diseñado para captar y medir la composición de la radiación cósmica, partículas diminutas de composición y origen desconocidos.
La expansión del Universo, a partir del Big Bang se acelera, en lugar de ralentizar, como cabría esperar. De este modo, las galaxias se están separando unas de otras cada vez a mayor velocidad. Los primeros indicios de este fenómeno fueron observados hace aproximadamente diez años.
Aún no hay una explicación concreta (Pero si varías teorías) sobre la causa de este extraño fenómeno, per se le refiere como energía oscura. Es posible que se trate de la llamada constante cosmológica, pero esta teoría puede no ser completamente exacta.
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