La lluvia de estrellas más famosa de la primavera, la conocida 'Eta-Acuáridas' procedente del cometa Halley, será visible este fin de semana, un acontecimiento observable principalmente desde el hemisferio sur del planeta y que solo ocurre dos veces al año: ahora, en mayo y en octubre.
"Busquen un sitio oscuro, lejos de la luz de las ciudades, y a ser posible cómodo como una hamaca, y desde ahí, tumbados mirando al cielo, hacia el este,
estén atentos porque, sin ser espectacular, esta lluvia de estrellas
puede ser muy bonita", aconseja el astrónomo Francisco Colomer, del Observatorio Astronómico Nacional.
En su órbita alrededor del Sol, la Tierra atraviesa
zonas por las que antes han pasado objetos celestes como cometas y la
atmósfera terrestre atrae las partículas desprendidas de las colas de estos objetos.
En el caso de la 'Eta-Acuáridas', la Tierra
atraviesa una zona por la que antes ha pasado el cometa Halley, que en
su órbita alrededor del Sol (ruta que completa cada 75 años) pierde
pequeñas partículas metálicas que entran en ignición al
traspasar la atmósfera terrestre. Por eso, aunque ahora mismo el cometa
Halley se encuentre en las profundidades del sistema solar exterior (no
volverá a la Tierra hasta 2061), es posible ver los restos de la cola de este astro.
Pese a su tamaño, que no supera el milímetro, las partículas de polvo que forman las 'Eta-Acuáridas' viajan a grandes velocidades, de unos setenta kilómetros por segundo, lo que favorece la ignición y la estrella fugaz que vemos.
El máximo de esta lluvia, que comienza en abril, se produce en torno al 5 ó 6 de mayo y permite ver la caída de una de estas partículas cada minuto, unas sesenta por hora.
A pesar de que esta lluvia no es tan espectacular como la de las Perséidas de agosto, "no es un hecho común y corriente y merece la pena intentar observarlo", asegura Colomer.
La mejor hora para observar esta lluvia será entre las cinco y las seis de la mañana,
de esta noche y de mañana por la noche, "justo una hora antes de la
salida del sol". Además, en esta ocasión, el fenómeno coincidirá con
una luna llena o "superluna", que se podrá ver este domingo y que podría dificultar algo la visión de las Acuáridas.
Como la órbita de la luna no es redonda, en algunas ocasiones está
más cerca de la Tierra que en otras y en esos momentos, cuando el
perigeo de la órbita lunar coincide con la luna llena, se crea un efecto
que parece aumentar el tamaño de la luna, algo "imperceptible de ver a simple vista para el ojo humano".
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