Neutralidad, otra vez. Ese concepto complejo, que tiene algo que ver con las grandes empresas, y algo que ver con los políticos, pero poco que ver con el común de los mortales, ¿no?
Cada dos por tres, una noticia, o un amigo, o un foro de entendidos advierte de la caída de ese ídolo primitivo de la cultura internauta. Y la gente común pregunta: ¿y a mí que más me da?
Para empezar, les decimos, se acabarán las tarifas planas para todos. Movistar ya ofrece una tarifa fija con límite de descarga. Me da lo mismo, dirán muchos. Apenas me descargo cosas, me va a venir hasta bien pasarme a esa tarifa. Y de poco sirve explicarles que ahora ni siquiera reciben todo el ancho de banda que contratan, como para aceptar un plan más limitado.
También es una cuestión de contenido, aclaramos. La web cada vez se complica más. Que si vídeos, que si Flash, que si HTML5, y eso que los expertos se esfuerzan por hacerlo cada vez más ligero. Si unos tienen unas conexiones mejores que otros desde casa, decíamos, a la larga habrá cosas a las que algunos no puedan acceder, porque no les da el ancho de banda.
Como en los tiempos del módem y el nacimiento del ADSL, más de una página tendrá una versión “para ricos” y otra, digamos, más sencilla. Sólo que esta vez la diferencia no irá reduciéndose, sino todo lo contrario. Pero tampoco esto convence, porque, nos dicen, si tanto me pierdo volveré a la tarifa plana, de momento prefiero ahorrar.
Y la brecha digital, apuntamos recurriendo a ese interés humano. La brecha digital se estrecha cada vez que la gente más desfavorecida tiene una conexión mejor. Y el acuerdo entre Google y Verizon contempla que las operadoras puedan priorizar el tráfico móvil a su antojo.
Hablamos de conexiones móviles en África, de servicios antes inauditos que han ido llegando a aldeas africanas gracias a los móviles, y mostramos una foto curiosa de un hombre en un mercado, cargando baterías de los móviles con un motor diesel. África está muy lejos, responden encogiéndose de hombros. Yo creía que necesitaban bocadillos, no Internet.
Pero también hay brecha digital en los países desarrollados, insistimos. La gente con menos medios se conecta más desde el móvil. Y cuando las operadoras cobren por dar prioridad a algunas páginas, los medios y plataformas menos pudientes serán más lentos, y por lo tanto menos leídos. Total, para ver un vídeo de YouTube, nos dirán imperturbables. Me apaño con las páginas mayoritarias, tampoco es tan terrible.
En resumen, La pérdida de neutralidad no está por llegar, ni es una amenaza etérea e intangible. La neutralidad la perdimos cuando nos dio lo mismo que nos la quitaran.
Cristina Fuentes-Cantillana
Titular Baquía
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