La fusión de dos estrellas enanas blancas provocó una supernova descrita por varias civilizaciones en el año 1006
Una gran explosión fue observada en el cielo y documentada con precisión por astrónomos de medio mundo, desde China y Japón hasta los actuales Suiza e Irak. El joven estudiante egipcio Ali ibn Ridwan (988-1061) escribió que el cielo "resplandecía a causa de la luz" cuya intensidad "era un poco más de la cuarta parte de la Luna" (-).
La nueva estrella "se trasladó a diario hasta que desapareció cuando llegó a Virgo". La explosión o supernova de 1006 (SN 1006) es considerado el suceso estelar de mayor magnitud visual que se ha registrado en la historia. Fue observada durante tres años.
Más de mil años después, un equipo encabezado por investigadores de la Universidad de Barcelona (UB), el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y el CSIC ha descubierto el origen de aquella supernova. "El fenómeno se produjo probablemente como consecuencia de la fusión de dos enanas blancas", explica una de las coautoras del trabajo, Pilar Ruiz-Lapuente.
Las enanas blancas son estrellas de masa inferior a 1,4 veces la del Sol que están en la última etapa de su vida. El trabajo, cuyos detalles se publicaron anoche en la revista Nature, ha utilizado para sus observaciones los telescopios europeos VLT, en Chile.
La explosión originada por la fusión de dos enanas blancas, que en su momento produce una gran eyección de energía, no deja ningún rastro salvo el remanente de la supernova, algo que sí puede ser estudiado aunque hayan pasado varios siglos. De hecho, los restos de la supernova, detectables con telescopios, fueron identificados por primera vez en 1965, en la constelación de Lupus (Lobo). "Se encuentra a 7.000 años luz, relativamente poco para las distancias que solemos utilizar en estos estudios", prosigue Ruiz-Lapuente. Tiene la apariencia de una cáscara de nuez.
El trabajo es en gran parte un análisis de arqueología que busca astros que ya no existen, "una información que partió hace 7.000 años", como dice la astrofísica. En esencia, lo primero que hizo el equipo fue buscar las estrellas próximas que podían ser las progenitoras de la explosión, "pero no se encontró ninguna", insiste Ruiz-Lapuente, investigadora del Instituto de Ciencias del Cosmos de la UB y del Instituto de Física Fundamental, ambos en Barcelona. Jonay González Hernández (IAC), primer firmante del estudio, ahonda: "Hemos hecho una exploración exhaustiva y no hemos encontrado nada, lo que nos lleva a pensar que este fenómeno se produjo por una colisión y fusión de dos enanas blancas de masa similar".
SN 1006 pertenece al tipo de supernovas que se producen en sistemas binarios, constituidos por dos objetos astronómicos unidos por su fuerza gravitatoria. Estos sistemas pueden estar formados por una enana blanca y una estrella compañera normal que le aporte el material necesario para conseguir una masa crítica de 1,4 veces necesaria para que exploten como supernovas. También puede estar formado por dos enanas blancas.
Según añade Ruiz-Lapuente, el nuevo resultado indica que este caso ñpodría ser una vía habitual que da lugar a estas violentas explosiones termonucleares.
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