El uso del pantalón por parte de las mujeres ha dejado de ser un delito en la capital de Francia, después de que el Consejo de París aprobase esta semana la retirada de una ordenanza municipal vigente desde el año 1800 que limitaba el uso de dicha prenda.
Verdes y comunistas habían solicitado la retirada de la norma, en desuso, y que obligaba a las mujeres que quisiesen "vestirse como un hombre" a pedir un permiso administrativo. Para solicitar esta autorización las mujeres necesitaban previamente un certificado de salud y la rúbrica de un funcionario.
La Prefectura de Policía justificó el pasado lunes en un comunicado el retraso en la derogación de la prohibición, ya que considera que no es una prioridad eliminar "arqueología jurídica" de esta índole. Lo cierto es que, de aplicarse hoy por hoy, supondría sancionar a una amplia mayoría de las mujeres parisinas, incluida la primera dama, Carla Bruni, que utiliza con asiduidad una prenda que ya no distingue de sexos.
Para la historia francesa queda ya una anécdota de la actual ministra de Justicia, Michèle Alliot-Marie, a la que se le negó la entrada en el Parlamento en el año 1972 por llevar pantalones. "Si es mi pantalón lo que os molesta, me lo quito ahora mismo", espetó entonces, en los orígenes de un debate social que se prolonga hasta la actualidad. No en vano, Air France obligaba hasta 2005 a sus azafatas a llevar falda, informa 'Le Figaro'.
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