Los músculos también sufren los efectos del tabaco. Hasta ahora se sabía que un fumador podía contraer la enfermedad obstructiva crónica (EPOC) -el 95% de enfermos lo es por tabaquismo-, cáncer de pulmón -90%-, o dolencias cardiovasculares -40-50%-.
Ahora, sin embargo, un estudio del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias ha demostrado que la fortaleza del cuádriceps y el músculo diafragmático están en juego.
"Los pacientes de EPOC tienen muy limitada su capacidad de esfuerzo por alteraciones respiratorias, pero también en los músculos de sus extremidades inferiores", explica Esther Barreiro, coordinadora del proyecto. "Nosotros nos propusimos descubrir si en fumadores sanos se daba esta inmovilización", prosigue la investigadora, presente en el congreso anual de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias (ERS), que se celebra en Barcelona.
El resultado fue positivo tanto en fumadores sanos como en cobayas y ratones expuestos al humo. ¿Significa esto que también el fumador pasivo debería preocuparse? "Depende del grado de exposición: si es puntual o diaria, como en el caso de los trabajadores de la hostelería, sí", puntualiza.
La oxidación y las alteraciones de los músculos son similares en el enfermo de EPOC y en el fumador sano, "sólo que la capacidad de hacer fuerza es inferior en el primero". Por lo demás, "más que de un deterioro muscular progresivo habría que hablar de un umbral; a partir de él surgen los problemas".
La investigación, iniciada hace más de dos años con la colaboración de dos centros de Barcelona, uno de Madrid y otro de Bilbao, ha mostrado respuestas muy diferentes de individuos a igual grado de exposición. "Éste es ahora nuestro reto: ver por qué a unas personas les sienta peor que a otras el tabaco, así como saber si los problemas revierten al dejar de fumar o siguen ahí", culmina Barreiro.
Titular Adn.es
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