la visita de la madre
Fruto de los equipos de investigación del Museo Picasso barcelonés, la exposición enmarca en los años finales del siglo XIX a Ciencia y caridad, que muestra a un médico tomando el pulso a una mujer enferma; al otro lado de la cama, una monja sostiene en sus brazos a un niño. La exposición, de pequeño formato, se presenta, según ha explicado su director, Pepe Serra, en el marco del "programa de renovación de los planteamientos de la colección del Museo Picasso de Barcelona" y de hecho se inscribe en el itinerario de la exposición permanente y no tiene una consideración de exposición temporal.
La pintura hospitalaria, como subgénero del realismo social, alcanzó su punto álgido en las décadas de los 80 y 90 del siglo XIX, y acaparó muchas distinciones en las exposiciones internacionales. En la exposición, que estará abierta hasta el próximo 20 de febrero, Ciencia y caridad se exhibe junto a obras como El doctor (1891), de Luke Fildes, procedente de la Tate Liverpool, y La visita de la madre (1891), de Enrique Paternina, proveniente del Museo del Prado, y fuente principal de inspiración de Picasso en esta ocasión.
La visita de la madre, que muestra a una mujer visitando a su hija en un hospital acompañada de una monja y una niña a su lado, es la obra más conocida de Paternina; el pintor riojano la pintó durante su estancia en Roma, donde formó parte de la Asociación Artística Internacional, y con ella ganó la segunda medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892. Además, se pueden contemplar obras de artistas como Théobald Chartran, Henri Geoffroy, Leo Van Aken, Arturo Michelena, Marc-Aurèle de Foy Suzor-Coté y Antonio Casanova. Contrapuestos a las representaciones de los hogares burgueses, con estancias decoradas de manera lujosa para destacar la posición social, los pintores de la corriente de realismo social, recuerda la comisaria, muestran "escenarios pobres o vulgares para hacerse eco de las preocupaciones de las clases acomodadas en relación a los avances en los ámbitos social, científico y cultural".
En un intento de que su hijo alcanzara el éxito que a él se le había negado como artista, José Ruiz, el padre del pintor, propuso a Picasso el tema e incluso posó como modelo para el personaje del doctor que aparece en la parte izquierda de Ciencia y caridad. En palabras de la comisaria, esta obra sintetiza "el sentimiento popular de finales del siglo XIX que, a pesar de considerar a los médicos como héroes al servicio de la humanidad, mantenía la confianza en la caridad de las órdenes religiosas".
Dos especialistas en Picasso como Pierre Daix y Josep Palau Fabre opinaban que el cuadro había sido pintado en marzo de 1897, pero los estudios radiográficos y de infrarrojos realizados para esta exposición indican que "habría sido realizado entre diciembre de 1896 y marzo del siguiente año". Estos estudios han permitido ver que "la obra no se llevó a cabo con urgencia, sino más bien al contrario". Las radiografías muestran un ennegrecimiento en la cara de la enferma, lo que evidencia "numerosos retoques", como si al pintor le hubiera costado encontrar el efecto deseado, esa cara pálida que representa el tránsito entre la vida y la muerte, la salud y la enfermedad. Los estudios técnicos han permitido asimismo proponer un orden cronológico de los seis esbozos que conserva el museo de Ciencia y caridad: dos dibujos, una acuarela y tres óleos.
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