El paciente perdió todos los rasgos de su cara, a excepción de una pequeña parte de la barbilla, en un accidente en 2008, cuando se le cayó encima un cable eléctrico mientras estaba trabajando. Desde entonces se ha sometido a 22 operaciones, pero no ha sido hasta ahora cuando Wiens ha visto resultados. El pasado mes de marzo un equipo de más de 30 cirujanos, enfermeras y anestesistas intervinieron a Wiens durante más de 15 horas para reemplazar el área facial del paciente, incluida la nariz, los labios, la piel, los músculos y nervios.
"Mi cara me parece algo natural, como si me hubiesen devuelto la mía", ha dicho Wiens, que ha comparecido luciendo una barba oscura y unas gafas de sol. "Podría haber continuado viviendo como era, sin problemas, si no hubiera tenido a mi hija", ha reconocido posteriormente en una entrevista concedida a la cadena ABC. "Pero no podía soportar el hecho de que la niña tuviera que responder una y otra vez durante toda su infancia por qué su padre tenía ese aspecto", ha asegurado.
Wiens asegura no recordar nada del fatídico accidente, del que dice ver lo positivo que ha aportado a su vida. "No cambiaría nada. Me han pasado muchas cosas buenas desde entonces: mi familia está más cerca, soy una mejor persona e incluso un mejor padre", sentencia. "Tienes que elegir entre estar amargado o estar mejor, y yo elijo lo segundo", ha subrayado el paciente a la ABC.
Wiens continúa todavía en proceso de recuperación, en el que está siendo fundamental su actitud, según han indicado los médicos, que han destacado también los riesgos a los que se expone el paciente en este tipo de operaciones. El de Wiens es el segundo trasplante de cara realizado por el Brigham and Women's Hospital, después de que en 2009 se interviniera a un joven que tenía su rostro parcialmente quemado.
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