El observatorio espacial Kepler encontró en el sistema planetario Kepler-22, a 600 años luz, el primer planeta situado en la llamada "zona habitable", un área en la que, por su distancia a su sol, puede haber agua líquida, según anunció este lunes la NASA en una rueda de prensa.
Los científicos del Centro de Investigación Ames de la NASA anunciaron además que Kepler ha identificado 1.000 nuevos "candidatos" a planeta, diez de los cuales tienen un tamaño similar al de la Tierra y orbitan en la zona habitable de la estrella de su sistema solar, esto es, ni demasiado cerca ni demasiado lejos de una estrella.
El planeta, Kepler-22b, es el más pequeño hallado por la sonda espacial orbitando en la "zona habitable" -aquella donde las temperaturas permiten la vida- de una estrella similar a la de la Tierra.
Es más grande que la Tierra y todavía no se ha determinado si es rocoso, gaseoso o líquido, pero, según dijo la subdirectora del equipo científico del Centro Ames, Natalie Batalha, "estamos cada vez más cerca de encontrar un planeta parecido a la Tierra". El Kepler ya había dado pistas anteriormente de la existencia de planetas de un tamaño parecido al del nuestro orbitando en "zonas habitables" pero ésta es la primera que vez que se constata.
Asimismo, los científicos actualizaron la cifra de los candidatos a planetas, que desde que se comenzó a elaborar la lista en 2009 ha aumentado hasta 2.326. De ellos, 207 tienen un tamaño aproximado al de la Tierra y 680 son mayores y se denominan "súper Tierras".
Del resto, 1.181 tienen el tamaño de Neptuno, 203 son equivalentes a las dimensiones de Júpiter y 55 son todavía más grandes que este planeta, el mayor de nuestro Sistema Solar.
Lanzada en marzo de 2009, la misión de Kepler es recoger datos y pruebas de planetas que orbitan alrededor de estrellas con condiciones de temperatura medias donde pueda existir agua líquida y, por tanto, vida.
Kepler detecta los planetas y los candidatos a planeta mediante la medición de las caídas en el brillo de más de 150.000 estrellas que observan para analizar si éstos pasan por delante de sus estrellas, un movimiento conocido como tránsito.
No obstante, eso no es suficiente y para verificar la señal de un planeta es necesario que el observatorio capte tres tránsitos para iniciar el proceso que determine si se trata o no de un posible planeta.
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