Yogi navegaba en aguas poco profundas cuando, por motivos no desvelados, sus motores empezaron a perder potencia, según el informe de los guardacostas griegos. Por suerte, los ocho tripulantes que viajaban a bordo pudieron ser rescatados por un helicóptero Super Puma de la guardia costera helénica y llevados a un centro hospitalario.
Según muestran las espectaculares imágenes tomadas por el helicóptero de rescate, los tripulantes permanecieron en el punto más alto de la nave para ser depositados en una balsa de emergencia. El propietario del barco no estaba a bordo, ni tampoco ningún huésped, en tanto yate no estaba en aquel momento en una travesía comercial. En este caso el número de personas a bordo podría haber llegado a 27, lo que sin duda hubiera dificultado considerablemente la operación de salvamento.
Mientras se inicia una investigación oficial, ya se especulan con las causas del naufragio. El responsable del astillero donde se fabricó la embarcación, Mehmet Karabeyoglu, apunta en una entrevista concedida a Boat International a que una avería en el escape de uno de los motores y a la posterior pérdida de potencia, aunque el hecho de que las luces del yate permanecieran encendidas, como se aprecia en el vídeo, levantan dudas.
El yate tenía capacidad para 12 pasajeros en seis amplias estancias, cada uno de los cuales llegaba a pagar 400.000 euros por una semana de singladura. La nave estaba equipada con todo tipo de lujos y estaba decorada con motivos zen, tan de moda entre las clases más ostentosas.
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