Un equipo de investigadores ha logrado descifrar el genoma del gorila, el simio vivo más cercano a los humanos y a los chimpancés, y ha visto que un 15 por ciento de sus secuencias genéticas son exactamente iguales que las nuestras.
Hasta ahora se pensaba que el genoma humano era más parecido al del chimpancé, con quien comparte entre un 95 y un 99 por ciento de la carga genética. Sin embargo, este estudio, que se publicará en el próximo número de Nature y en el que han formado parte investigadores del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, revela una sorpresa: una parte del genoma de los humanos está más cerca del gorila que del chimpancé.
Según explica Tomás Marqués-Bonet, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto de la Universidad Pompeu Fabra y del CSIC), el trabajo confirma que dos tercios del genoma humano son más parecidos al chimpancé pero el tercio restante podría estar más cercano al gorila.
El hallazgo, completamente novedoso para los expertos en genómica comparativa, demuestra que el proceso de especiación humana (momento en que la especie evolucionó como propia) "fue muy complejo".
"Creemos que hubo, como mínimo, dos especiaciones muy rápidas, una primera que separó al gorila del ancestro común de humanos y chimpancés, y una posterior del chimpancé separándose del humano, pero todo esto ocurrió tan rápido que ha dejado una huella en el genoma" de estas especies.
La secuenciación completa del genoma del gorila ha llevado a los investigadores a una segunda conclusión: ambas especies comparten variantes en los genes relacionados con el sistema auditivo y el habla, lo que pone en duda la supuesta relación de estos genes con el lenguaje humano.
Este experto catalán en Genómica de Primates recuerda que hasta ahora una de las hipótesis más aceptadas en este campo sostenía que los gorilas no son capaces de hablar porque, aunque comparten los mismos genes que los humanos, los de los hombres habían evolucionado muy rápido y habían cambiado mucho.
"Sin embargo, una de las sorpresas de este trabajo ha sido ver que algunos de estos genes están en el gorila igual de evolucionados que en los humanos", lo que significa que "quizá estos genes no estén relacionados con la capacidad del habla de los humanos".
Justo cuando "pensábamos que estábamos a punto de ver la luz al final del túnel sobre por qué hablamos los humanos, este trabajo demuestra que esto será bastante más difícil".
La investigación, además, llega a una última conclusión. Genetistas y paleontólogos mantienen desde hace una veintena de años una gran discrepancia sobre el momento en que los humanos y los chimpancés empezaron a evolucionar de modo distinto genéticamente.
Los primeros sostenían que ese momento tuvo lugar hace cuatro o cinco millones de años, mientras que los segundos calculaban que ocurrió hace siete-ocho millones de años.
"Este trabajo hace un esfuerzo por intentar casar ambas ideas y lanza una hipótesis que -según Marqués-Bonet, se sostendrá durante al menos unos años".
Los expertos en genómica basaban su cálculo en la idea de que la tasa de mutación (el traspaso de los cambios en el ADN a los descendientes) era constante pero este trabajo demuestra que esta tasa es ahora más lenta de lo que era hace unos años, una idea que permite que, por fin, los cálculos de los genetistas y los paleontólogos "se reconcilien".
"Hemos llegado así a la conclusión de que la especiación entre humanos y chimpancés no es ni tan antigua como decían los fósiles ni tan reciente como decíamos nosotros, sino una cosa intermedia" que sitúa ese momento entre los cinco y siete millones de años.
Por tanto, el hecho de que el genoma del gorila tenga coincidencias con el del hombre, sugiere que las tres especies (chimpancés, gorilas y humanos) "se separaron muy recientemente y de una manera muy rápida".
Todos estos conocimientos serán útiles para aplicar a la investigación de enfermedades que, "como el autismo, el cáncer, o la esquizofrenia, aún no entendemos", sostiene Marqués-Bonet, porque "evolución y enfermedad son el mismo proceso aunque se desarrollan a distinta escala".
En la misma línea, el coautor del estudio, Javier Prado, subraya la importancia de la conservación de los gorilas porque "su desarrollo evolutivo tiene repercusiones biomédicas".
En enero del pasado año, un consorcio internacional, también con participación del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, secuenció el genoma completo de otro gran simio, el orangutan, que presentaba unas coincidencias genéticas de un 97 por ciento con los humanos.
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