Durante años, los radioaficionados, en la Tierra, han estado escuchándolo desde lejos. Ahora gracias a las sondas gemelas de la NASA, que estudian las tormentas del Cinturón de Radiación, este sonido ha viajado a través de la región del espacio desde donde proviene verdaderamente. El investigador ha apuntado que gracias a las sondas se pueden escuchar los cinturones de radiación "tal y como sonarían en el espacio para los seres humanos".
Así, ha precisado que estas no son ondas acústicas del tipo de las que viajan a través del aire del planeta, sino que el coro está compuesto de ondas de radio que oscilan a frecuencias acústicas, entre 0 y 10 kHz, una frecuencia que captan las sondas porque están diseñadas para ello. Kletzing ha indicado que "se cree que son unas de las ondas más importantes que pueden brindar energía a los electrones que componen el cinturón de radiación externo". Según ha explicado, el coro podría ser responsable de los famosos "electrones asesinos", o sea, las partículas de alta energía que pueden poner en peligro tanto a los satélites como a los astronautas.
Muchos electrones de los cinturones de radiación son inofensivos ya que tienen niveles de energía que son demasiado reducidos para dañar a un ser humano o a los sistemas electrónicos. Pero, en ciertas ocasiones, estos electrones pueden subirse a una onda de radio del coro, como un surfista que se desplaza sobre una ola y obtener la energía suficiente como para tornarse peligrosos. Precisamente, las sondas gemelas de la NASA se encuentran en una misión destinada a descubrir que eso es así.
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