7.2.11

Alerta a los ciudadanos: La UE ve riesgos en el mercurio y la radiación de las luces ahorradoras.

La UE ve riesgos en el mercurio y la radiación de las luces ahorradoras.

Las grandes ventajas de las bombillas de bajo consumo tendrán que reevaluarse ante las dudas que algunos expertos plantean respecto a sus efectos sobre la salud. El ahorro energético de las llamadas luces fluorescentes compactas está fuera de discusión: duran hasta 15 veces más que las bombillas de incandescencia y consumen hasta 10 veces menos. Sin embargo, el Comité sobre los Riesgos de Salud Emergentes y de Nueva Identificación (SCENIHR) de la Comisión Europea (CE) publicará en marzo un informe que alerta sobre posibles riesgos.

Las grandes ventajas de las bombillas de bajo consumo tendrán que reevaluarse ante las dudas que algunos expertos plantean respecto a sus efectos sobre la salud. El ahorro energético de las llamadas luces fluorescentes compactas está fuera de discusión: duran hasta 15 veces más que las bombillas de incandescencia y consumen hasta 10 veces menos. Sin embargo, el Comité sobre los Riesgos de Salud Emergentes y de Nueva Identificación (SCENIHR) de la Comisión Europea (CE) publicará en marzo un informe que alerta sobre posibles riesgos.

Por un lado, el mercurio contenido en las bombillas se dispersa en el ambiente, si estas se rompen o no se reciclan, y acaba en el cuerpo humano. Por el otro, la radiación ultravioleta que emiten podría dañar las proteínas y el ADN de la piel. Todos los expertos consultados por EL PERIÓDICO reconocen el primer problema. Respecto al segundo, algunos observan que está por averiguar si los niveles de exposición reales pueden plantear un problema.

Una directiva europea prohíbe la venta de bombillas de incandescencia más allá del 2016, y los fluorescentes compactos son los principales sustitutos. Según la Asociación Española de Fabricantes de Iluminación Anfalum, su mercado ha aumentado en un 600% en 10 años.

«Cada bombilla contiene 5 miligramos de vapores de mercurio: si se te rompe, inhalarás una cantidad superior al umbral de toxicidad», apunta Eduard Rodríguez Farré, miembro del SCENIHR e investigador en fisiología y farmacología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Pero lo más grave es la dispersión de las bombillas no recicladas. «Vivimos en un ecosistema saturado de mercurio: por ejemplo, se registra una cantidad de mercurio superior al umbral en la mayoría de las placentas», apunta Farré.

«De millones de bombillas se sacan sólo unos kilogramos de mercurio, y se almacenan de manera segura», rebate Alfredo Berges, director de Anfalum. «Reconocemos que los fluorescentes compactos conllevan un problema de residuos: son una solución transitoria al problema del ahorro energético», afirma Josep Carreras, jefe del grupo de iluminación del Instiut de Recerca en Energia de Catalunya (IREC).

ULTRAVIOLETA
«Estar durante horas a 30 centímetros de una lámpara de mesa que emite ultravioleta no es bueno», observa Rodríguez-Farré. Los fluorescentes compactos tienen una característica presente en menor grado en otras fuentes: no bloquean toda la luz ultravioleta que generan. «Esta radiación se acumula en la piel y en el largo plazo puede acarrear problemas», observa Montserrat Pérez, doctora de la Clínica Dermatológica De Moragas, de Barcelona. La exposición a bombillas de bajo consumo, informa Pérez, puede empeorar la situación de pacientes fotosensibles, como los enfermos de lupus, psoriasis o porfiria. «No hay resultados claros sobre el efecto de las luces de bajo consumo sobre pacientes sanos: hay que evitar los alarmismos, ya que hay un mercado importante en juego», afirma Josep Herrera, Si las sospechas se confirmaran, el problema se podría solucionar diseñando filtros de ultravioleta más potentes, según Herrera.

Rodríguez Farré corta por lo sano: «Por si acaso, yo voy acumulando bombillas incandescentes». Montserrat Pérez cree que hay que analizar la radiación para identificar los riesgos reales. «Los grandes fabricantes respetan los niveles reglamentarios – observa Alfredo Berges–. Otra cosa es que ULTRAVIOLETA / «Estar durante horas a 30 centímetros de una lámpara de mesa que emite ultravioleta no es bueno», observa Rodríguez-Farré. Los fluorescentes compactos tienen una característica presente en menor grado en otras fuentes: no bloquean toda la luz ultravioleta que generan. «Esta radiación se acumula en la piel y en el largo plazo puede acarrear problemas», observa Montserrat Pérez, doctora de la Clínica Dermatológica De Moragas, de Barcelona. La exposición a bombillas de bajo consumo, informa Pérez, puede empeorar la situación de pacientes fotosensibles, como los enfermos de lupus, psoriasis o porfiria. «No hay resultados claros sobre el efecto de las luces de bajo consumo sobre pacientes sanos: hay que evitar los alarmismos, ya que hay un mercado importante en juego», afirma Josep Herrera, Si las sospechas se confirmaran, el problema se podría solucionar diseñando filtros de ultravioleta más potentes, según Herrera.

Rodríguez Farré corta por lo sano: «Por si acaso, yo voy acumulando bombillas incandescentes». Montserrat Pérez cree que hay que analizar la radiación para identificar los riesgos reales. «Los grandes fabricantes respetan los niveles reglamentarios – observa Alfredo Berges–. Otra cosa es que circulen productos de advenedizos, de los cuales es justo desconfiar».

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