18.5.11

Las piedras talladas de La Boella confirman una de las ocupaciones humanas más viejas de Europa.

Hace 800.000 años o incluso un poco más, los humanos acudían en busca de comida a una zona pantanosa situada en lo que hoy es el barranco de La Boella, una riera del municipio de La Canonja, cerca de Tarragona (España). Más que ágiles cazadores, podemos imaginarlos como avezados carroñeros. En los días de suerte, un caballo quedaba atrapado en el lodo y se convertía en una presa fácil... antes de que llegaran los leones y otros grandes carnívoros. En ocasiones sucedía al revés: los carnívoros se daban un festín y luego llegaban los humanos para apurar los cadáveres.

«Tenemos numerosos huesos y dientes de herbívoros, como cérvidos, caballos e hipopótamos, pero será difícil encontrar restos humanos porque no era un sitio donde vivieran habitualmente», resume Josep Vallverdú, director de las excavaciones y miembro del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana). Más optimista se muestra Isabel Cáceres, también del IPHES: «No perdemos la esperanza porque está claro que pasaron por aquí». Lo que los humanos sí dejaron para la posterioridad fueron las rudimentarias herramientas de piedra que se usaron para descuartizar los animales, un tesoro que puede ayudar, según Vallverdú, «a reescribir la historia de las primeras migraciones humanas en Europa». También dejaron en los huesos de los herbívoros las marcas inequívocas de su actividad. Las hendiduras no son fruto del azar.

La campaña del 2011, que concluirá a principios de junio, analiza unos estratos con una antigüedad estimada entre un millón y 800.000 años. En los primeros días ya han aflorado nuevas herramientas de sílex, siempre sencillas, que miden entre 5 y 10 centímetros. A la espera de su publicación en una revista científica, Vallverdú declina dar más detalles, pero avanza que son de una tecnología que se creía que había empezado mucho después. Aunque es cierto que en La Boella aún no han aparecido restos humanos, poquísimos lugares de Europa occidental –a lo sumo Atapuerca y Orce, en España, y Pirro Nord y Ceprano, en Italia– atestiguan una ocupación humana tan antigua. Eudald Carbonell, director del IPHES, dice que los individuos que tallaron las piedras podrían ser Homo antecessor, aunque asume que es difícil de demostrar. «Es posible que en aquella época hubiera más de una especie», aventura Vallverdú.

En La Boella trabajan una veintena de investigadores del IPHES y del Museo Nacional de Ciencias Naturales (Madrid). En las dos zonas de excavación (40 metros cuadrados cada una) se espera bajar este año un estrato de un metro siguiendo las pautas sistemáticas consolidadas en Atapuerca, es decir, las piezas se georreferencian con GPS y se procesan con ordenador. Y todos los sedimentos descartados a simple vista se vuelven a filtrar manualmente en busca de huesos de ratones y otros micromamíferos.

Las grandes piezas se miman para evitar que el contacto con el ambiente las haga añicos, como un fémur de caballo visible en un extremo de la zona de trabajo. «Las posibilidades de La Boella son enormes –concluye Cáceres–, aunque es difícil que haya algo de más de un millón de años». Si se profundiza mucho, enseguida aparece la roca de la base.

Titular

No hay comentarios:

directoblog
directoblog


TECNOLOGIC SPAIN EN TU WEB-BLOG COPIA Y PEGA EL CÓDIGO HTML


TU TEXTO