Una chicharra de leyenda.
Habían distinguido su característico cric cric al atardecer. Incluso algún naturalista aseguraba haberla avistado durante unos segundos. Pero nadie, nadie en los últimos 114 años había conseguido capturar un solo ejemplar vivo. Hasta hace dos semanas, cuando técnicos del parque natural del Montsant y del servicio de Biodiversidad localizaron cuatro individuos, dos machos y dos hembras. El equipo ha podido finalmente acreditar que la chicharra o somereta del Montsant ( Steropleurus panteli ) no es una simple leyenda.
«Hay científicos que habían llegado a pensar que se trataba de un mito y prácticamente todo el mundo la daba por extinguida», explica, radiante de satisfacción, Josep Maria Olmo, del servicio de Biodiversidad de la Conselleria d’Agricultura de la Generalitat. El catálogo de especies amenazadas de Catalunya incluye al insecto como en peligro de extinción.
Lo cierto es que no ha sido misión fácil. «Es un insecto muy particular, de un tamaño relativamente grande», que, a diferencia de otras cigarras, que desarrollan su ciclo vital en zonas de arbustos, «puede vivir en árboles y tiene hábitos aún desconocidos», relata Olmo, que llevaba cuatro años tras el rastro del animal. «La somereta habita exclusivamente en la sierra del Montsant, siempre por encima de los 600 metros de altura», agrega el técnico. Esta limitadísima distribución geográfica, de unos pocos kilómetros cuadrados, ha dificultado la búsqueda, porque se ha tenido que afinar mucho para dar con ella.
Treinta millones de años
Una posible explicación a la restringida presencia de estas chicharras en el Montsant es el origen prehistórico de la especie. «Probablemente ya vivían allí hace unos 30 millones de años, mucho antes de la aparición de la especie humana», indican fuentes de Medi Natural. Con los años, las someretas quizá quedaron aisladas de sus parientes más cercanos, limitadas por los cambios del paisaje y su aislamiento contribuyó a su especiación, es decir, ayudó a que se diferenciaran de las poblaciones de alrededor.
Su hallazgo representa, pues, todo un «hito histórico para el patrimonio natural catalán» , sentencian las mismas fuentes. Desde su descripción taxonómica en1899, el insecto no se había podido ni fotografiar. Las únicas citas disponibles que se tenían eran de la primera década del siglo XX, a cargo del naturalista Juan Barat.
El primero en identificar a la cigarra del Montsant fue el jesuita Longelí Navàs, que encontró dos ejemplares (también un macho y una hembra) en 1897. Los dos individuos se conservan en la actualidad en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, como una rareza de la fauna ibérica. La de Navàs, insiste Olmo, «es una figura a reivindicar» «Fue un naturalista típico de su época, que realizó una importante labor en el campo de la biología, pero que aun hoy es muy desconocido».
Proyecto investigador
La chicharra del Montsant es un insecto endémico de la sierra tarraconense, situada en el extremo noreste del Priorat. Es también el último ortóptero (de la familia de los grillos y las langostas) que faltaba por encontrar en Catalunya. El objetivo final del descubrimiento es sobre todo ambiental. Los técnicos que han localizado a la pareja han construido ya una jaula «para analizarlos, tratar de conocer sus costumbres e intentar abordar su reproducción», cuenta Olmo.
Hasta el nombre catalán de la chicharra tiene su historia. «Antiguamente eran abundantes en la península –no la del Montsant, sino otras especies– y, como su tórax tiene forma de silla de montar, la gente empezó a llamarlas someretas , por las someras o mulas con las que iban a trabajar al campo», explica.
Titular
1 comentario:
Hola,
Este verano fotografié un ejemplar que creo que podría tratarse de la misma especie, pueden verlo aquí: http://www.ipernity.com/doc/ruben_san_nicolas/11598912
saludos.
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