13.10.12

¿Qué es la intolerancia a la lactosa?


La intolerancia a la lactosa significa que no hay suficiente enzima (lactasa) en el intestino delgado para romper toda la lactosa consumida. La lactosa digerida parcialmente pasará al intestino grueso y puede provocar todos sus síntomas: dolores, hinchazón abdominal, diarrea, etc. También es conocida como intolerancia a productos lácteos, deficiencia de disacaridasa, deficiencia de lactasa, intolerancia a la leche.

¿Afecta a todos por igual? La sensiblidad a la lactosa puede variar ampliamente, -algunas personas notan sus efectos de forma inmediata tras consumir pequeñas cantidades, mientras otras tienen un umbral de sensiblidad más alto y es más difícil de observar su relación causa-efecto-. La sensibilidad puede también cambiar con el tiempo y con el estado general de salud. Un episodio agudo de diarrea, causada por una infección, puede reducir temporalmente los niveles de lactasa y hacer más sensible a la lactosa de forma temporal.

¿Qué síntomas provoca? Los síntomas se presentan frecuentemente después de la ingestión de productos lácteos. náuseas,dolor abdominal,espasmos,hinchazón y distensión abdominal,gases abdominales y flatulencias,diarreas ácidas,heces flotantes,defecación explosiva,vómitos,enrojecimiento periana.

¿Qué la puede causar? Además de la intolerancia primaria cuyo origen es genético o heredado, la intolerancia secundaria que es la mayoritaria puede ser provocada por varias causas: · Después del destete, la cantidad de lactasa producida se reduce si el niño no está continuamente expuesto a la lactosa a través de su dieta.
Por eso es mportante introducir la lactosa de forma gradual.
· Problemas intestinales provocados por virus, bacterias o parásitos.
· Intolerancia al gluten
· Intolerancia a las proteínas de la leche de vaca
· Malnuitrición ligada a una diarrea prolongada
· Operaciones quirúrgicas del intestino delgado
· La toma de ciertos antibióticos como la neomicina y la kanamicina .
 Al principio el bebé sólo puede digerir el calostro (agua rica en proteínas, sales minerales y factores inmunológicos). Después éste se va enriqueciendo con lactosa y lípidos hasta dar lugar a la leche definitiva. La leche de la madre se va haciendo más completa al ritmo de las enzimas del bebé. Es por tanto el organismo el que aumenta o disminuye las enzimas según sus necesidades, un desajuste en este proceso es el que provoca la intolerancia infantil.

¿Cuando se desarolla? La intolerancia a la lactosa no es peligrosa y es muy común en los adultos, quienes en su mayoría al llegar a los 20 años de edad muestran algún grado de intolerancia a ella (por pequeño que sea). Esta intolerancia se puede presentar en el momento del nacimiento, desarrollarse en la infancia cuando se introduce la leche de vaca en la dieta o más tarde en la etapa adulta.

¿Por qué es importante detectarla y tratarla rápidamente? Porque la lactasa es una de las enzimas intestinales más delicadas y vulnerables. Si seguimos tomando lactosa, se agrandará la lesión en la mucos intestinal y se producirá un círculo vicioso: lesión de la mucosa/malabsorción de lactosa que será cada vez más difícil de solucionar.

¿Cómo se cura? Cuando es de carácter primario/genético no existe curación posible porque el individuo no recupera el enzima y los síntomas sólo se alivian con la suspensión de los productos lácteos en la dieta. En cambio cuando sea de carácter secundario, es decir como consecuencia de otro problema, si que tiene solución, pero primero habrá de tratarse éste para lograr la mejoría total.

¿Cómo vivir con la intolerancia? La falta de leche en la dieta puede producir falta de Calcio, Vitamina D (necesaria para la absorción del Calcio), Riboflavina y proteínas. Las complicaciones más comunes son la pérdida de peso y la malnutrición. Por tanto, resulta esencial consumir otros productos ricos en estas sustancias, así como las dosis diarias recomendadas de vitamina A, C, Fósforo, Magnesio i Potasio (los cuáles ayudan a la absorción del calcio). Fuentes alternativas de obtención: Calcio: Sardinas, salmón, tofu, gambas, col, espinacas,... Vitamina D: Aunque la crea el propio organismo cuando se expone al sol, una rica fuente es el hígado de bacalao.

¿Y si no quiero renunciar a los lácteos qué alternativas tengo? Si no quieres renunciar al sabor y propiedades nutritivas de la leche de vaca, desde hace unos años puedes encontrar en el mercado marcas de leche cuya lactosa se ha eliminado o hidrolizado previamente de forma parcial llamándose “bajas en lactosa” o total “sin lactosa”. Una oferta que se ha complementado con productos derivados lácteos como quesos en diferentes variedades -gouda, emmental, etc -, quesos rallados, yogures, batidos de sabores, nata, crema, etc...

También en nuestro país, ya puedes encontrar suplementos de lactasa en forma de pastilla/cápsula que te permitirán consumir productos lácteos. Se recomiendan para uso uso esporádico si comes fuera de casa y no estás seguro de si los platos contienen o no lactosa, cuando acudes a una cena de negocios, una celebración, etc. Estas pastillas se comercializan en países como Estados Unidos, Canada, etc. des de hace años y las puedes encontrar en el supermercado.

Estas pastillas lo que hacen es aportar a nuestro organismo la lactasa que necesitamos para desdoblar la lactosa de una comida en concreto, así que deberás de tomarla cada vez que hagas una comida porque su efecto es momentáneo. Su principal inconveniente radica en encontrar tu dosis adecuada, ya que ésta siempre dependerá de la relación entre: Tu grado de intolerancia / cantidad de lactosa ingerida.

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