Algo similar ocurrió este mismo jueves, cuando la sociedad "Peluquería y Maquillaje S.A" (PEYMA) despidió a su creador, Lluís Llongueras, a través de un burofax que le fue remitido esta misma semana por su administradora e hija, Esther Llongueras, con una indemnización por despido improcedente de 6.258,63 euros.
"Intentando ser buen padre, al formar esta empresa, se pusieron las acciones a nombre de varios familiares", aseguraba Llongueras, que añadía que lo que ha sucedido es que, ahora, sumando las acciones de su ex mujer y de sus dos hijos mayores, suman más del cincuenta por ciento, y pueden decidir sin su consentimiento y tomar el control de las 18 peluquerías de PEYMA.
Pero no es el único caso. Este mismo septiembre, la ex presidenta de Galletas Gullón, María Teresa Rodríguez Sainz-Rozas, celebraba una junta general extraordinaria de accionistas dentro de un coche, a las puertas de su empresa, a la que le impidieron entrar, para intentar recuperar el control de la galletera, en ese momento en manos de sus tres hijos varones (Félix, Hernán y Rubén Gullón) y sus dos hermanos (Félix y Raúl Rodríguez).
La asamblea, convocada judicialmente, se celebró con la presencia de Rodríguez Sainz-Rozas, su hija Lourdes Gullón y el ex director general Juan Miguel Martínez Gabaldón, que controlan conjuntamente el 80,25% del capital.
Un caso similar ocurrió en el seno de la empresa Eulen, en el que el presidente, David Álvarez, y sus siete hijos trataron de consensuar en una junta de accionistas de carácter extraordinario la constitución de un nuevo consejo de administración con presencia de consejeros externos a la familia. El problema estribaba en el modelo de consejo ya que el padre pretendía uno y cinco de sus hijos acordaron un modelo diferente.
Hasta aquel momento, el fundador y primer accionista de la compañía con un 51% de las acciones, no podía hacer valer su mayoría en el capital en el seno del consejo de administración, que estaba controlado por cinco de sus hijos.
Culebrones y celebridades
Las herencias también han sido objeto frecuente de disputas en el seno de familias célebres, muchas de las cuales han visto como su drama se recogía periódicamente en la prensa del corazón.
Famosas son ya las desavenencias entre Carmen Cervera y su hijo, Borja. En el centro de la tormenta, la fortuna del fallecido barón Thyssen, padre adoptivo del segundo y poseedor de un millonario legado artístico.
Mientras el vástago de la baronesa afirma ser el cobeneficiario de la colección Thyssen-Bornemisza, su progenitora protagniza las portadas rosas con una media sonrisa. "Mi madre siempre ha dicho que no tengo derecho a nada", se ha lamentado Borja ante los medios. El caso ha llegado ahora a los tribunales, después de que Cervera interpusiera una demanda contra su hijo por revelación de secretos y apropiarse de unos documentos confidenciales que le pertenecían.
Las cosas en la casa de la difunta Rocío Durcal no están mejor. Los dos hijos mayores de la cantante, Carmen y Juan Morales, demandaron hace un tiempo a su padre, Junior, por ocultar supuestamente bienes de la herencia de su madre. Aunque un primer juez no les dio la razón, ambos siguen adelante con su batalla legal. Por su parte, Junior anunció en junio que les demandaría por daños a su imagen.
Titular 20minutos.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario