6.9.11

Grandes meteduras de pata que hundieron las bolsas.

Dicen que son los vigilantes de las finanzas mundiales, pero, a veces, sus palabras se convierten los peores enemigos del sistema. Abren la boca y las bolsas se desploman. Muy pocos tienen ese poder. Algunos, como el mismísimo Obama, son ingorados por los mercados por mucho que se empeñe.

La actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, ha entrado de lleno en la lista de grandes meteduras de pata con sus sospechas sobre una nueva recesión mundial. Pero no ha sido la última ni la que la ha liado más grande. Aquí van unos pocos ejemplos recientes e históricos:

- Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI: "El mundo está al borde de una recesión".

Fue el 9 de octubre de 2008. Debe de ser el puesto: el predecesor de Lagarde al frente del FMI llevaba poco tiempo en el cargo cuando le estalló en las narices la crisis de Lehman Brothers, a mediados de septiembre de hace tres años. Tras las jornadas más negras del mercado desde el crash del 29, las aguas empezaban a calmarse a principios de octubre.

Y en esto que llegó una rueda de prensa del Fondo, con Strauss-Kahn al frente. No se le ocurrió otra cosa que proclamar que el "el mundo está al borde de una recesión". De inmediato, las bolsas se derrumbaron una vez más.

- Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo. "No me sorprendería que incluso se note algo en los mercados antes del final de esta rueda de prensa".

Este agosto de 2011 ha sido muy dado a las declaraciones con dinamita. A principios de mes, el presidente del BCE comparecía en su rueda de prensa mensual tras la reunión de finales de julio del eurogrupo que intentó desatascar la crisis griega.

Se esperaban muchas cosas del garante de la política monetaria, entre otras, que empezara a comprar deuda española e italiana para frenar los ataques especulativos. Y no se atuvo al guión.

Y no hay nada que caiga peor al mercado que no se decida lo que ya descontaba, así que los parqués de todo el continente cayeron a plomo. El alarde de Trichet de dar por hecho el efecto de sus palabras sólo empeoró las cosas.

- Jacques Delors, primer presidente de la Comisión Europea: "El euro y Europa están al borde del precipicio".

Las bolsas no levantaban cabeza tras las dudas de Estados Unidos cuando, de pronto, se desató la sospecha de que la nota de Francia también sería revisada a la baja. Los mercados de todo el planeta recibieron la enésima sacudida y, de nuevo, el foco de las sospechas nacía en los problemas de la deuda soberana de la zona euro.

Así que los presidentes de Francia y Alemania se vieron las caras para tomar el mando de la crisis. Merkel y Sarkozy propusieron cinco ideas con más o menos repercusión el 16 de agosto. Dos días después, con las bolsas frustradas y en caída libre, el que fuera primer presidente de la Comisión Europea e impulsor de la moneda única lo vio todo tan negro que los mercados contestaron con renovados descalabros.

- Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos: "Estamos dispuestos a tomar medidas coyunturales... pero no ahora".

Otro ejemplo de lo que ocurre cuando no se hace lo que todo el mundo espera de ti. Después de la crisis desatada en Estados Unidos por sus problemas de pago de principios de agosto y la consiguiente rebaja de la calificación crediticia, los inversores creían que la Fed iba a tomar cartas en el asunto en su reunión del 26 de agosto.

Incluso la propia Reserva Federal dejó entrever que así iba a ser. Gracias a eso, la semana en bolsa fue inusualmente tranquila para lo que había sido durante todo el mes. Pero llegó la hora de la verdad y Bernanke se echó atrás. Así que las bolsas castigaron con ventas tanta indecisión.

- Alan Greenspan, ex presidente de la Fed americana: "¿Cómo sabemos cuándo una exuberancia irracional ha hecho subir indebidamente el valor de los activos?"

La frase cumplirá este mes de diciembre 15 años de antigüedad, pero es uno de los referentes para cualqueir analista que se precie. El que fuera presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, daba una conferencia a finales de 1996 y lanzaba una pregunta tabú, ya que daba por hecho que los mercados no actuaban con lógica en ciertos momentos de euforia.

La historia económica contemporánea considera que Greenspan estaba alertando de las burbujas bursátiles, que luego explotarían a principios de la década siguiente y, sobre todo, con la quiebra de Lehman.

Es posible. Lo que la realidad ha dejado claro es que tampoco le escucharon. Entonces, tras la cita, las bolsas cayeron porque se les había puesto en duda. Desde ese día, sin embargo, se han encadenado los ejemplos de "exuberancias irracionales".

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