Un equipo internacional de astrónomos ha localizado un planeta que orbita alrededor de dos estrellas, una primicia científica avanzada hace tres décadas por el ficticio Tatooine, el polvoriento hogar de Luke Skywalker en la saga de La guerra de las galaxias. La NASA y el Instituto SETI hicieron público ayer el hallazgo con este reclamo cinematográfico, pero lo cierto es que Kepler 16b, como ha sido bautizado el exoplaneta, ni es desértico ni habitable, sino gélido y gaseoso. El nuevo Tatooine confirma, eso sí, que la existencia de planetas es posible incluso en lugares tan extraños como son las estrellas binarias, los sistemas formados por dos soles.
No es la primera vez que se encuentran indicios de un planeta con atardeceres dobles, pero sí la primera vez que se confirman con pruebas de peso. Los investigadores dieron con él gracias a unas observaciones efectuadas por la sonda Kepler de la NASA, lanzada en el 2009 con el objetivo de buscar planetas extrasolares. La sonda detectó el planeta, invisible al mejor de los telescopios, gracias a lo que se conoce como tránsito planetario, es decir, la luz de una estrella se atenúa ligeramente cuando un planeta pasa justo por delante de ella. Así se han descubierto (o inferido, mejor dicho) más de 400 planetas en territorios muy lejanos.
«El hallazgo del planeta es importante, pero el valor principal es que nos puede dar pistas sobre cómo se forman los sistemas planetarios», resume Ignasi Ribas, astrofísico del Institut de Ciències de l'Espai, en Bellaterra, quien recuerda que él mismo había intentado una búsqueda de estas características. Los detalles del trabajo se han publicado en la revista Science.
A 200 años luz
Kepler 16b, al que se le ha calculado un tamaño similar a Saturno, rota alrededor de dos estrellas enanas, con una masa equivalente al 20% y el 69% de nuestro Sol, situadas a unos 200 años luz de la Tierra. Los dos soles, que están separados por unos 35 millones de kilómetros, orbitan en torno a sí mismos en 41 días. Kepler 16b tiene una órbita más externa, a unos 105 millones de kilómetros de distancia, y necesita 229 días para trazar una rotación completa. Debido a que ambas estrellas son de tamaño pequeño, la temperatura en Kepler 16b puede oscilar entre -73ºC y -100ºC.
Ahora, dice la NASA, se estudiarán «más profundamente» las características de este cuerpo. De hecho, prosigue Ribas, la arquitectura planetaria sigue siendo muy desconocida: «Aún no hemos desentrañado cómo se forman las estrellas binarias, por lo que descubrir si el planeta se formó a partir de ellas, fue absorbido o cualquier otra posibilidad es una tarea aún más difícil». Eso sí, concluye, «la posibilidad de eclipses en este mundo debe de ser excepcional».
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