Un nuevo descubrimiento puede cambiar la mala fama (merecida, por otra parte) de uno de los materiales más contaminantes del planeta, el plástico. Para su elaboración se usa petróleo como materia prima y, además, no es biodegradable y perdura en el medio ambiente durante décadas, siglos, quizá. Pero este último problema tal vez pueda tener una solución. (Aunque mientras se use petróleo para su producción seguirá siendo un material poco ecológico.)
El descubrimiento llegó en el viaje de un grupo de estudiantes del departamento de Biología Molecular y Bioquímica de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, a la Amazonia. Allí encontraron un hongo que, según los primeros indicios, puede descomponer o degradar el plástico.
Los alumnos realizaban el viaje como parte de su curso trabajo de campo en la selva amazónica. Se trataba de recolectar organismos endófitos: hongos o bacterias que viven, al menos parte de su vida, en simbiosis (sin causar ningún daño) en los tejidos de las plantas. Pria Anand, una de las estudiantes, decidió investigar si los endófitos que había recogido en Ecuador en 2008 registraban actividad biológica en presencia del plástico. Después, otros estudiantes continuaron la investigación.
Jeffrey Huang investigó la capacidad de los organismos para romper enlaces químicos. Jonathan Russell, por su parte, identificó las enzimas más eficientes en la descomposición de poliuretano, un plástico utilizado ampliamente en la elaboración de fibras sintéticas, piezas para aparatos electrónicos y espumas para aislamiento térmico. Russell descubrió un día que parte del plástico en uno de los llamados platos de Petri (utilizados para cultivos en el laboratorio) había desaparecido.
El culpable de la desaparición era un hongo llamado Pestalotiopsis microspora y parece que puede degradar plástico. La importancia reside en que este hongo es capaz de descomponer plástico sin presencia de oxígeno, lo que lo convierte en el método perfecto para usar en vertederos.
Manejar y gestionar las toneladas de plástico que se usan y, sobre todo, que se desechan, diariamente en el mundo es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la ciencia. En los últimos tiempos, muchos países habían decidido que lo más beneficioso para el medio ambiente era prohibir el uso de las bolsas de plástico. Quizá ahora ya no sean tan perjudiciales.
Sin embargo, desde que se produce un descubrimiento como éste en el laboratorio hasta que se consigue aplicar a escala industrial pueden pasar muchos años. Así que, de momento, será mejor que nos olvidemos de esas bolsas tan contaminantes que están poniendo en peligro la vida marina.
Titular
No hay comentarios:
Publicar un comentario