3.7.12

La destrucción de los mausoleos de Tombuctú (Malí).

Los islamistas continúan profanando los lugares santos musulmanes de la ciudad ‘en nombre de Dios’. La Corte Penal Internacional denuncia un ‘crimen de guerra’. Según especialistas en Malí, los actos de vandalismo, que representan dos visiones del Islam, son peores que la destrucción de los budas de Bamiyán, ya que los monumentos funerarios forman parte de las creencias actuales de la población local.

Los islamistas del grupo armado Ansar Din (Defensores del islam), que controlan Tombuctú (norte de Malí), siguen destruyendo los mausoleos musulmanes de la ciudad. Este lunes, arremetieron contra la puerta de entrada de una mezquita, un día después de haber derribado siete de los 16 mausoleos. "Los islamistas acaban de destruir la entrada de la mezquita Sidi Yeyia de Tombuctú", situada en el sur de la ciudad. "Arrancaron la puerta sagrada que nunca se abría", aseguró un testigo en el lugar. "Vinieron con picos, comenzaron gritando 'Alá" y rompieron la puerta. Eso es muy grave. Algunos de los civiles que miraban lloraron”, indicó un guía turístico de Tombuctú. Según un miembro de la familia de un imán, que dijo haber hablado con los islamistas, éstos argumentaban que habían actuado así porque "algunos decían que el día en que se abriera esa puerta sería el fin del mundo y quisieron mostrar que no es el fin del mundo". Los islamistas prosiguen con la destrucción pese a que la ciudad de Tombuctú y la Tumba de los Askia fueron inscritas el jueves por la UNESCO en la lista del patrimonio mundial en peligro a pedido del gobierno maliense. Y sobre todo, a pesar de que la Corte Penal Internacional (CPI) declaró el domingo la destrucción actual de esto mausoleos constituye un "crimen de guerra" que puede investigado.


La relevancia de estos mausoleos no es meramente histórica o arquitectónica, sino que tienen actualmente una función. “Estos sitios son extremadamente importantes para las poblaciones locales, y esto por diversas razones”, explica el arqueólogo y antropólogo suizo Éric Huysecom, entrevistado por la revista Science et Avenir. “Por un lado, representan un patrimonio, y no sólo para los habitantes de Tombuctú, sino que todos los malienses están orgullosos, ya que dan testimonio del resplandor de la Edad Media de Tombuctú y de África, tanto hacia el Oriente como hacia del Mediterráneo y Europa”, asegura Huysecom, quien viven en Malí desde 1979.

Y añade: “Por otro lado estos mausoleos protegen la ciudad de Tombuctú, llamada ‘la ciudad de los 333 santos’. Por último, los habitantes de la región suelen apelar a los santos inhumados de estos mausoleos, a través de sus oraciones, para obtener bendiciones para el éxito de las cosechas, expediciones en caravanas, la felicidad en el matrimonio, etc…” Por eso para este especialista lo que está ocurriendo en Tombuctú es peor que la destrucción de los budas de Bamiyán, atacados por los talibanes en Afganistán, ya que pese a ser un “patrimonio mundial plurisecular y excepcional, está desconectado de las creencias de la población local”.

A la pregunta de por qué musulmanes destruyen sitios sagrados musulmanes, Éric Huysecom responde que “se trata de dos formas del islam difícilmente compatibles”. "Para unos, estos monumentos expresan un islam de ‘apertura’, de ‘proyección’, en el campo de las artes, de la literatura, así como de las ciencias o de la medicina, pero también un islam de tolerancia, donde el no musulmán también tiene su lugar”, explica. “Esta imagen de un islam tolerante, que brilla por la cultura y el saber, se opone al que defienden los movimientos integristas y radicales como Ansar Din o Aqmi (Al Qaida en el Magreb). Para estos últimos, los cultos personalizados del que son objeto los santos inhumados en los mausoleos son incompatibles con un islam donde sólo el Profeta puede ser invocado”, afirma.

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