¿Qué hace que una canción sea más pegadiza que otra? ¿Qué provoca que cantemos ciertas estrofas de un tema y no otras? Psicólogos de varias universidades británicas y estadounidenses se propusieron descifrar el enigma y dar con las claves de las canciones más pegadizas de la historia.
La investigación, en la que se implicaron psicólogos musicales de la Universidad de Londres, la Universidad Goldsmith y la Universidad de Nueva York, monitorizó a miles de personas mientras escuchaban y cantaban otros tantos miles de canciones, según informa la Universidad de Goldsmith en un comunicado.
Según el estudio, dirigido por el musicólogo Alisun Pawley y el psicólogo Daniel Mullensiefen, la canción más pegadiza y, por tanto, la más susceptible de ser cantada a la vez que suena por la gente es We Are The Champions de Queen, un clásico de 1977 que se ha impuesto a otro himno: Y.M.C.A. de los Village People.
En la lista de diez canciones, se sitúa en tercera posición Fat Lip de Sum 41, seguida de The Final Countdown de Europe; Monster de The Automatic; Ruby de The Kaiser Chiefs; Im Always Here de Jimi Jamison; Brown Eyed Girl de Van Morrison; Teenage Dirtbag de Wheatus; y, finalmente, Livin on a Prayer de Bon Jovi.
"Fabuloso. ¿Así que se ha demostrado? Entonces verdaderamente somos los campeones. La ciencia es una cosa maravillosa", exclamó el guitarrista Brian May cuando se enteró de los resultados del estudio. We Are The Champions es la canción que a más individuos hizo cantar durante la monitorización del estudio.
Según los expertos, hay cuatro elementos clave que hacen de una canción la más pegadiza y la más 'cantable'.
En primer lugar, el aire que tome el cantante para cantar los versos de la canción: cuanto más largo sea el tiempo que sostenga las palabras, más fácil es que nosotros cantemos con él. En segundo lugar, el número de sonidos que se introduzcan en el coro. Cuanto mayor sea el número de sonidos y matices, más pegadiza será el canción.
En tercer lugar, las canciones con voces agudas de hombre y grandes esfuerzos vocales, ya que indicarían grandes dosis de energía e intensidad.
Por último, el sexo del vocalista. Acompañar al cantante puede ser, según los psicólogos, una especie de grito de guerra subconsciente, por lo que cantar junto a él podría despertar una parte tribal de nuestro ser humano primitivo. Afirman que, inconscientemente, siempre buscamos a un hombre para dirigirnos en una batalla, por lo que podría ser un reflejo instintivo el seguir las canciones cantadas por hombres.
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